Nuestra Herencia Gastronómica al rescate…

Poner en valor la herencia gastronómica es la clave para iniciar el debido rescate de nuestra soberanía alimentaria. No se trata únicamente de consumir los platillos tradicionales que nos identifican como región y como nación, también se refiere a la defensa de nuestro entorno alimentario y los modelos de producción que estamos dejándole a las futuras generaciones.

05/06/2013 – ¿Qué es la soberanía alimentaria? Hace años, muy pocos en Panamá sabían dar respuesta a esta pregunta.

Conocí el término durante un almuerzo en La Paz, Bolivia, con el entonces ministro de Producción y Microempresas. Me sorprendió conocer que un empresario exitoso tomara en cuenta modelos de producción ecológica para consolidar las redes nacionales de cooperativas exportadoras, y que toda esta visión fuese cuidadosamente impulsada como política estatal.

Pues bien, la soberanía alimentaria se entiende como la facultad de cada pueblo para definir sus políticas agrarias y alimentarias, siguiendo un desarrollo justo y sostenible.

Comprender nuestra soberanía alimentaria y defenderla no es más que apostar por una alimentación local, campesina y de bajo impacto ambiental.

Es también tener la capacidad, como consumidores, de cuestionarnos sobre qué comemos, cómo fueron elaborados y de dónde provienen los alimentos que adquirimos diariamente.

Antaño, la cultura y las costumbres alimenticias pasaban de generación a generación, a través de la comida casera y de las recetas que heredamos de nuestras abuelas. Crecimos en un ambiente en el que se cocinaba en el día y se comían productos frescos, producidos a pocos kilómetros del hogar. Pero esto ya no sucede tanto.

El estilo de vida moderna ha inundado el mercado con alimentos procesados, llenos de aditivos y preservantes; comida sin nutrientes, chatarra, que afecta directamente nuestra salud y la de nuestra familia.

laprensa_herencia

¿Será lógico importar maíz, arroz, incluso carnes del extranjero, y que los productos nacionales tengan que exportarse o incluso podrirse porque no encuentran rentabilidad? No. Esto es un claro ejemplo de que hace falta un cambio radical en las políticas agroalimentarias de los países. Y que, individualmente, también somos responsables y podemos ejercer una cadena de transformaciones a partir de lo que ponemos en la mesa.

Con frecuencia nos preguntamos de dónde provienen los diversos tipos de cáncer y enfermedades desconocidas en nuestro entorno. Casos como la gripe aviar, las vacas locas o la carne de caballo ponen sobre el tapete que muchas veces no tenemos idea de qué estamos comiendo, ni qué impacto deja esa producción masiva sobre los lugares de origen.

[box type=”info”] Otro tipo de consumo es posible y queda en nuestras manos las acciones a tomar. Cada vez que preferimos productos orgánicos y rechazamos los transgénicos, cuando participamos en mercados campesinos, cooperativas y ferias de consumo local, cuando trabajamos en los huertos familiares y/o urbanos, estamos demostrando que otras prácticas se pueden aplicar a fin de que estas redes de intercambio guíen y fortalezcan los verdaderos pilares de una producción nacional.

Poner en valor la herencia gastronómica es la clave para iniciar el debido rescate de nuestra soberanía alimentaria. No se trata únicamente de consumir los platillos tradicionales que nos identifican como región y como nación, también se refiere a la defensa de nuestro entorno alimentario y los modelos de producción que estamos dejándole a las futuras generaciones. [/box]

[box type=”bio”] La Autora es Directora del programa de formación cinematográfica AcampaDOC ( www.acampadoc.comwww.facebook.com/acampadoc ), a celebrarse del 7 al 12 de Octubre en La Villa de Los Santos, región central de Panamá.

TEMA DOCUMENTAL DE ACAMPADOC 2013: HERENCIA GASTRONÓMICA

Artículo publicado en la Sección Opinión de el Diario LAPRENSA  [/box]